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Mostrando entradas de enero, 2013

La historia de una victoria

Esta no es una gran historia de elfos y magos; no hay héroes ni gestas y causas por las que luchar para salvar al mundo. Ni siquiera es una historia con un final feliz. Simplemente se trata de una de tantas, la historia de mi vida; la historia de la tuya. Porque tú y yo somos muy parecidos. Hemos nacido bajo el yugo esclavizador de las posesiones, que cobran la falsa forma de objetos donadores de felicidad. Te levantas porque una máquina que emite un endiablado sonido te lo ordena; vas a la cocina, abres la nevera y coges el brick de leche; desayunas, te aseas, te vistes y abres la puerta hacia tu mundo; el  de la rutina. Pueden disfrazarlo de mil maneras, con nombres enrevesados para describir tu puesto, con salarios apetecibles, con falses expectativas de futuro o con la más brillante e ingeniosa de las argucias; la de creer que eres alguien importante y que tu trabajo sirve de algo y es valorado por tus semejantes. Esta triste historia, tiene el mismo final para ti y

Quod me nutrit me destruit

No pienso hacerlo. No voy a perder mi tiempo escribiendo, ni el tuyo leyendo hablando de ellos. No pienso dedicarles ni un minuto, ni mencionar sus nombres, ni encumbrarles hacia la escalera del éxito, vestida como fraude y otros delitos, difuminados por unos mandatarios catetos y unos medios de comunicación vampíricos cuyo único objetivo, en general, es succionar tu energía vital llenándote la cabeza con frases hechas que oscilan constantemente en función de sus intereses. Hace años que llevas oyendo los innumerables fraudes que ellos están cometiendo; no respetan nada, arrasan con todo; consumen los recursos allá donde están y se van a otro sitio a seguir devastando. No hay moral, no hay ética, no les importa le gente, no les importas tú. Les da igual los medios a emplear para conseguir lucrarse. Y encima, no aportan nada. No existe, en definitiva, gran diferencia entre ellos y una plaga de langostas cuando arrasan un campo de cultivo. Sólo existe una manera de acabar con una plag

Un juego de paciencia

Son tiempos difíciles para la poesía. La realidad no es más que un ignominioso residuo del respeto y el honor que algún día fundamentaron la ética humana. Qué nos queda? La vida, como el póker, es un juego de paciencia y como tal, perderla significa perder la partida. Ese ha sido el motivo, la paciencia. La inteligencia, la experiencia y el azar a veces se alinean para formar una concatenación perfecta de palabras que, de por sí, no despiertan en nosotros un especial interés, pero que juntas catalizan nuestros sentimientos y crean emociones perfectamente reales; tan reales que nos suele sucede que preferimos vivir lo que fue escrito que escribir lo que vivimos ya que, por lo general, el escritor es consciente de los trucos antes mencionados y sabe, a priori que lo que está escribiendo está siendo vestido por la opulencia de una fortuita y acertada combinación de caracteres. Qué es lo que me inspira? Hacia dónde miro? Cuál es motivo de que junte palabras para expresar lo que expr

Lucha interna

Quiero creer que la vida es más que trabajar en algo que solamente te aporta un número ficticio en tu cuenta bancaria mensualmente; un trabajo cuyo único beneficio a aportar es el poder adquisitivo para poder comprar infinidad de utensilios que te esclavizan y te convierten en el soldado perfecto ; utensilios reinventados con evoluciones inútiles para seguir haciendo lo de siempre: espiar las vidas de los demás en redes sociales que amansan tus iniciativas y te hacen querer ser como los estereotipos que ellos inyectan en la sociedad para poder tenerte controlado y pornografía sucia para esclavos cautivos de sus oscuros deseos de dominación frustrada. Es, sencillamente, ridículo. Tu vida se desmorona; tu estilo es insostenible. Pregúntate qué es lo que te motiva a que tu corazón siga bombeando la sangre que alimenta tu cuerpo. No tienes respuesta. No hay rumbo, no hay objetivo. Eres un medio más para conseguir que otro se beneficie. Sólo quieren que consumas y que trabajes, para que

Homo homini lupus

Quién soy yo? Quién eres tú? Cuál es el motivo, el origen? Por qué estamos condenados a tratar de comprender un todo en el intervalo de  nuestra corta y fugaz lucidez que se desvanece, a la par que nuestro cuerpo envejece inexorablemente en un universo en la que el tiempo no existe, en la medida en que es eterno? Detente un momento a observar todas estas preguntas, frutos, sin duda, de la libertad de pensamiento y el raciocinio. Coge un papel y un bolígrafo y trata de escribir dos contextos mediáticos o sociales en los que se trate de alguna manera medianamente sustancial cualquiera de estas cuestiones. No pierdas el tiempo con esto porque de antemano conoces la respuesta. Eres más consciente de que en tu interior viven dos personas; una de ellas se recrea con lo que estás leyendo en este momento, comprende el espacio-tiempo como un continuo y siente que la recompensa va mucho más allá de un salario, del sexo sin control o de sucumbir a los instintos, puesto que, aunque en definit