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Mostrando entradas de diciembre, 2013

Falacias

Se dice que es normal e incluso aconsejable que, entre la aparición de un nuevo descubrimiento, sea de la índole que sea y la asimilación y aplicación del mismo por parte de la humanidad,  transcurra un periodo de adaptación en el que, en términos generales, haya detractores, escépticos y promulgadores. Han transcurrido más de dos milenios desde que se formalizaran las falacias lógicas, en mi opinión, un tiempo más que suficiente para que el ser humano deje de una vez de incurrir en todas ellas constantemente. Dos mil años justificando acciones horrendas con razonamientos inadecuados para acreditar la conclusión a la que se quiere llegar; en definitiva, tratar de convencer apelando a elementos infundados y, en muchas ocasiones, ilógicos. Es, en efecto, lo que estás pensando ahora mismo; el continuo empleo por parte de los políticos de la falacia, el hacer de ésta una herramienta de trabajo para conseguir su único fin, ahí radica la mayor lacra de la humanidad. No estoy en contra

Mañana es mi día

Esta sentencia, la que encabeza este post, es la clave. La esclavitud falló en Egipto; Grecia y Roma sufrieron un parejo resultado; la monarquía autoritaria, el despotismo y la dictadura, experimentos del poder por dominar a sus súbditos, se cernieron estrepitosamente sobre una vorágine de caos y oscuridad, desencadenando fuertes represalias contra los que ejercían dichos poderes, llegando, en la mayoría de los casos a uno de los peores -si no el peor- sino al que puede enfrentarse un ser humano: despojarle de su propia vida. Pero, sin embargo, han conseguido dar con la gran fórmula, tienen la receta milagrosa, fruto, no hay que negarlo, de milenios de arduo trabajo y un espléndido despliegue de argucias y artimañas que, como el agua que deja un gris día lluvioso sobre un tejado con goteras, han calado en lo más hondo de nuestro ser y, sin apenas saberlo, las hemos interiorizado y las empleamos como un patrón de conducta inherente a nuestro ser. Hoy en día nadie se cuestiona qu