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Falacias

Se dice que es normal e incluso aconsejable que, entre la aparición de un nuevo descubrimiento, sea de la índole que sea y la asimilación y aplicación del mismo por parte de la humanidad,  transcurra un periodo de adaptación en el que, en términos generales, haya detractores, escépticos y promulgadores.

Han transcurrido más de dos milenios desde que se formalizaran las falacias lógicas, en mi opinión, un tiempo más que suficiente para que el ser humano deje de una vez de incurrir en todas ellas constantemente. Dos mil años justificando acciones horrendas con razonamientos inadecuados para acreditar la conclusión a la que se quiere llegar; en definitiva, tratar de convencer apelando a elementos infundados y, en muchas ocasiones, ilógicos.

Es, en efecto, lo que estás pensando ahora mismo; el continuo empleo por parte de los políticos de la falacia, el hacer de ésta una herramienta de trabajo para conseguir su único fin, ahí radica la mayor lacra de la humanidad.

No estoy en contra de la política ya que, en definitiva, no es más que el arte de vivir en sociedad, condición inherente a nuestra raza, pero si lo estoy de los políticos, esclavos cautivos de las papeletas que se vierten sobre urnas de cristal exhibiendo una falsa transparencia.

Tenía entendido que cuando se identifican carencias o decadencias en un sistema, se hace para tratar de subsanarlo y borrar cualquier rastro de éstas. El trabajo de identificación fue realizado hace milenios, por otra civilización; nuestra labor es abolir estos argumentos inconexos pero, por algún motivo, sus fuertes raíces siguen aferradas en lo más profundo de nuestra sociedad, aunque prevalecen perfectamente visibles. Es como si gozasen de inmunidad diplomática; te dicen: sí, somos falacias, somos incorrectas pero aquí yacemos, incorruptas e inamovibles por los siglos de los siglos. Se están riendo de ti y con ellas, las que las usan.


Ad hominem
Es la falacia por antonomasia, la que está de moda y que, como Juan sin miedo, permanece impertérrita ante el transcurso de las eras. Sus seguidores no necesitan de la razón para hacerse con ella, simplemente argumentan en contra de algo desacreditando a quien apoya cualquiera de las tesis que no comparten.

Estoy en contra del matrimonio homosexual porque es idea de los socialistas; todos saben que estos sólo hacen las cosas por ir de progresistas.

No se ha presentado ni un sólo argumento racional que cuestione la licitud de este matrimonio. Sencillamente persigue conseguir el favor de la gente contraria al socialismo, que estará en contra de esta ley simplemente porque ha sido promovida por estos. Esta falacia alienta el maniqueísmo, la formación de dos bandos que luchan en contra sin motivo alguno y por causas ajenas a la ética y a la moral; se trata de un claro freno para la evolución social de la especie.


Ad baculum
Una vez más la lógica y la razón quedan al margen para lograr la victoria argumental. "La razón" se consigue por medio de amenazas e infundiendo miedo.

Deja de leer libros de Platón. Esta es mi casa, aquí mando yo y en mi casa no se lee esa basura.

Quizá ésta sea el germen del propio fascismo o, por lo menos, uno de los precursores del mismo. La gente acatará las ordenes por miedo a las represalias en caso contrario. Existe un gran líder, que se cree conocedor de la verdad absoluta y los súbditos, cuya vida y opinión son triviales, obedecen para evitar el castigo.

En un ámbito más mundano, es un claro ejemplo de una mala educación de un progenitor para con su descendencia. No hay que olvidar que los niños son seres humanos, pequeños, sí, pero no tontos y llegada cierta edad son capaces de discernir el bien del mal y de comprender razonamientos lógicos. Sí porque lo digo yo y no porque lo digo yo, no son argumentos válidos superada una edad. Desde pequeños hay que enseñar a razonar los actos y debatir si ese razonamiento es aceptable o no.


Ad verecundiam
En mi opinión es una de las falacias más perversas y peligrosas, ya que con ella se pueden mover y de hecho se mueven, masas. Consiste en argumentar que algo es de una determinada manera sencillamente porque lo dice una autoridad, la mayoría o un referente de comunicación.

La economía mundial se está recuperando, lo han dicho en la tele.

Me parece increíble que con la capacidad de análisis y abstracción que puede llegar a tener un ser humano, seamos víctimas continuamente de argumentos falaces como este. Todos hemos argumentado alguna vez en favor de nuestra tesis aseverando que lo hemos oído en la tele, en la radio o en internet y que, sencillamente por ese motivo, ya es cierto. Es de este modo como se valen de las tecnologías de comunicación para adoctrinar generaciones y marcar su conducta. Por algún motivo, el cortex cerebral sigue viendo en la televisión un aparato mágico que transforma cualquier chorrada en una verdad suprema. Encima se valen de la unidireccionalidad de este medio (no tanto así para la nueva era de internet) para que nadie pueda rebatir o discutir el postulado que se haya lanzado. Esto es así, punto. No hay lugar para el debate; es una máquina que dicta.


Ad populum
Apelar a las emociones del pueblo con el fin de que, pese a no ser adecuadas las razones, sean aceptadas por éste.

Votadme. Os colmaré de felicidad y vuestra dicha no conocerá fin.

Mediante el empleo de la demagogia y argumentos persuasivos, se busca un favor personal. Muy frecuentes en las charlas actuales de los políticos. Gritan a los cuatro vientos lo bien que viviremos si ellos suben al poder, pero ninguno explica exactamente cómo lo hará.

Ad ignorantiam
Es la falacia favorita de las seudociencias que simplemente aseveran que algo es verdad por el mero hecho que no se puede demostrar que es mentira.

Dios existe porque nadie puede demostrar lo contrario.

Asimismo, alguien podría decir que Dios no existe por el mismo motivo. Generalmente las personas que argumenten bajo esta falacia son imposibles de convencer y cualquier discusión cae en saco roto. Todo lo que opinan al respecto está basado en dogmas y hechos dudosamente demostrables.

Post hoc, ergo propter hoc
Causalidad - Casualidad - Culpabilidad. Este argumento puede resultar tan ridículo, que a veces el debate puede convertirse en una sesión de humor. Es algo así como:

Ayer pasó el autobus 27 por mi portal y justo después se puso a llover.
Hoy a pasado el mismo autobús y justo después se ha puesto a llover.
Por lo tanto, cuando el autobús 27 pasa por mi portal, llueve.

O hace milenios eran muy listos o ahora nos hemos vuelto gilipollas; en cualquier caso, de entre estas dos hipótesis plausibles, sólo una es la correcta; no hay cabida para la dualidad, no en este caso.

Te propongo una tarea, un primer paso para así poder conseguir que esto que escribo no se quede en un conjunto de palabras ordenadas con mayor o menor atino; evita emplear falacias en el desarrollo de tu vida. Hay que tener valor y autoconfianza para argumentar en lo que se cree y si ves que tienes que recurrir a alguna de estas falacias, tal vez sea porque ni tú mismo crees en aquello en lo que dices creer. Nunca es tarde para cambiar una opinión por una más acertada, ni es perder el tiempo o traición cambiar de parecer. Einstein decía que realizar una y otra vez el mismo experimento esperando diferentes resultados era un síntoma de inanidad mental, del mismo modo que lo es ofuscarse en una creencia que ves que no concuerda por el mero hecho de que te la inculcaron, la oíste en la tele o lo dijo una eminencia.

(http://www.xtec.cat/~lvallmaj/preso/fal-log2.htm)

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