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Mostrando entradas de 2014

Sobre nuestras vidas

Todo en lo que creo, los valores que otrora blandía con resplandeciente orgullo, se desmoronan paulatinamente; los sueños y ansias de cambiar el mundo han dado paso a un estadio de desidia y holganza intelectual que poco tienen que ver con el yo que me precede. He heredado lo peor de mí mismo, desechando sistemáticamente el menor atisbo de razón y copando cada uno de estos huecos con vino y vicios que conllevan irremediablemente al vil ocio. Dónde quedaron aquellos tiempos en los que mi rebeldía se anteponía al qué dirán? Sencillamente se han desvanecido, sepultados bajo una capa de mezquindad, conformismo y apatía. Qué ha sido de aquél Quijote que, ducho en la palabra y parco en temor, se retroalimentaba de sus propios fracasos y se fortalecía con ellos? Lo que queda de mí, no es más que una estrecha sombra de lo que un dái fui y probablemente nunca vuelva a ser. Me sorprendo a mí mismo cuando, oyendo mis propias palabras, caigo en la cuenta de que estoy repitiendo exactamente aquello

Decadencia

Salgo de la oficina de empleo tras soportar una interminable cola y veo que, lo que hasta ese preciso instante había considerado un interminable despropósito, no era más que una ínfima parte de la surrealista cola de espera que mis semejantes forman, una especie de oruga gigante que, con aplomo y desidia, avanza lentamente desde la inmundicia hacia la nada. Compro, como guiado por una irónica mano, apéndice del destino, un periódico en el kiosko del barrio; y digo bien El kiosko, pues los otros tres que había, han desaparecido. El ejemplar de celulosa, que por cierto hubiera sido más provechoso en su estado original de árbol, está impregnado por una tinta que relata todo aquello que nunca quise leer, todo aquello que nunca quise imaginar que fuera posible, mas es en este preciso momento de sensibilización en el cual cada una de las palabras carga una bala más en la recámara de mi rencor hacia los corruptos políticos; corruptos todos ellos: izquierda, derecha, norte, sur, blanco, negro,

No eduques, inspira

La infinidad de libros de historia que copan las estanterías en las bibliotecas, crean en tu mente una percepción virtual de la historia de la humanidad; no estuviste allí, no viviste la revolución industrial, ni la revolución francesa ni la aria, pero, sin embargo, las recuerdas perfectamente. Y aunque la historia esté escrita por los vencedores, también hay una pincelada de los vencidos, que esbozaron su versión a través de historias e historietas. Con este compendio de sabiduría recogido en la palma de tu mano, puedes imaginar el estilo de educación que se creó hace unos pocos siglos, la llamada educación Victoriana. Era un planeta de contrastes, en el que la mayoría de la gente era analfabeta y lo más lejos que había viajado era a la casa del vecino; los libros, escasos tesoros, no permitían contrastar la sabiduría sobre los que ellos, alguien, en algún momento de inspiración, había plasmado como verdad absoluta. Los sabios eran inaccesibles para el proletario y guardaban con

Dejemos la filosofía para los filósofos

Buenos días en caso de que estés leyendo esto por el día o buenas tardes si lo estas haciendo por la tarde, o bueno, puede que yo esté escribiendo esto por la tarde pero para ti sea aún de día... ...basta! Vives en un auténtico mundo de verborrea y chistes fáciles, aderezados omnipresentemente por un toque de decadencia y desidia que no hacen más que secar la fuente de esperanza que te habías prometido a ti mismo desde que eras un crío. Me estoy enrollando cual filósofo mesando su tupida barba blanca, en busca de Dios y del universo. Por qué no dejamos la filosofía para los filósofos? El mundo iría mucho mejor. Cada vez que enciendo la televisión, me imagino que estoy presenciando la apología de Platón, una actuación con toda la plana mayor, tras la cual yace con lustre un paisaje palustre... ...estoy volviendo a hacerlo! Cuando te enrollas más que una persiana es porque: A. No tienes ni idea de lo que estás hablando. B. Tratas de convencer a alguien que sí que tiene idea d

Dos maneras...

...existen para vivir tu vida; puedes complicarlo hasta el infinito a través de insólitas elecubraciones que te lleven a universos paralelos, llegando a conclusiones incomprensibles hasta perderte en ti mismo, pero aún así, sólo seguirán existiendo dos maneras: fácil y difícil; el resto no son más que meros matices de una de estas dos opciones. Mi propia experiencia me dice que, en general, tendemos a complicarnos la vida hasta puntos irrisorios y el problema del que partíamos pasa a un segundo plano, siendo el principal problema el propio mecanismo de resolución del que nos trajo hasta aquí. Este enfoque nos lleva a invertir grandes porciones de tiempo, a priori innecesarias. Esto, unido al hecho de la brevedad de nuestra existencia, te llevan a tener 31 años y aún estar decidiendo qué quiero hacer en mi vida. Cada día que pasas decidiendo, es un día menos que te queda; un día menos que vas a disfrutar de aquello que quieres y que tanto te cuesta elejir. Tu esperanza de v

... y del mismo modo lloverá

Llueve mansamente y sin parar, llueve sin ganas pero con una infinita paciencia, como toda la vida, mas la lluvia en esta ocasión moja más.“¿Por qué será ?”, se preguntarán. Amigos, están ustedes equivocados si creen que al cielo mirando obnubilados respuesta alguna hallarán, pues, estando yo otrora largo tiempo sentado, en una butaca de tacto aterciopelado, descubrí por pura coincidencia, maravilla s de la ciencia, que no son las nubes las que nuestro futuro en agua están ahogando, si no personas que en beneficio propio de nosotros se están lucrando. Nunca sabremos ni se sabrá, si con premeditación y alevosía , estas personas con sus nubes cada día, nuestro sino mojarán. Mas aún no estamos perdidos, pues en estos tiempos sin sentido, podemos cobijarnos bajo el paraguas de la verdad. Llueve mansamente y sin parar; y mientras sigamos cegados, del mismo modo lloverá.

Tú, yo; nosotros

Imagina que vas andando por un desierto un tórrido día en el que el calor funde tu razón y cualquier esperanza de supervivencia se desvanece a cada paso, entorpecido por la deslizante arena, que tembloroso te lleva hacia ninguna parte. Es en ese mismo instante, cuando ya nada vale nada, que vislumbras la salvación, un pueblo rodeado de verdor y vida atraviesa tu pupila, activando el último hálito de supervivencia que reside en tu interior. Cuál es tu sorpresa que, según vas alcanzado la ansiada meta hayas un precipito que separa desierto y oasis, vida y muerte; algo que puedes tocar con tu mirada, pero que tus sedientos y ajados labios no pueden obtener, por mucho que lo deseen. Surgen, en ese mismo instante dos alternativas: puedes precipitarte al vacío y confiar en tu pasado darwiniano, que afirma que provienes de un ave que ha evolucionado hasta ser un mamífero, consiguiendo alzar el vuelo y llegar ipso facto a tu objetivo o bien puedes usar tu ingenio de humano para conseguir