En tiempos inmemorables, los cinco continentes convergían en una única y basta masa de tierra que aglutinaba en un mismo "continuo" todos los elementos que sobre ella moraban. Al parecer, por la propia naturaleza geológica de nuestro planeta, pangea se dividió inevitablemente, víctima de la voraz necesidad de expansión de sus propias entrañas, evolucionando hasta los cinco continentes que conocemos hoy y que, por supuesto, siguen su naturaleza fundamental de dinámico avance. Paradójicamente, como consciente anticipación de la inminente llegada del ser humano, engendrado por ella misma, la Tierra quedó dividida, como para intentar mermar las fuerzas de aquellos que la morarían en un futuro, dividiendo sus efectivos y creando rivalidad entre ellos; divide y vencerás. El ser humano ancestral, que vivía en pequeñas poblaciones, competía fervientemente contra el poblado contiguo, teniendo cada uno de estos su gobierno unilateral y que ejercía el poder de manera independiente.
Somos Hijos de la selva; no sabemos si existen Dios, los números, las ideas o los múltiples universos; sabemos que el tiempo pasa y no puedes desperdiciarlo intentado hallar una solución a aquello que no la tiene.