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La historia de una victoria

Esta no es una gran historia de elfos y magos; no hay héroes ni gestas y causas por las que luchar para salvar al mundo. Ni siquiera es una historia con un final feliz. Simplemente se trata de una de tantas, la historia de mi vida; la historia de la tuya. Porque tú y yo somos muy parecidos. Hemos nacido bajo el yugo esclavizador de las posesiones, que cobran la falsa forma de objetos donadores de felicidad. Te levantas porque una máquina que emite un endiablado sonido te lo ordena; vas a la cocina, abres la nevera y coges el brick de leche; desayunas, te aseas, te vistes y abres la puerta hacia tu mundo; el  de la rutina. Pueden disfrazarlo de mil maneras, con nombres enrevesados para describir tu puesto, con salarios apetecibles, con falses expectativas de futuro o con la más brillante e ingeniosa de las argucias; la de creer que eres alguien importante y que tu trabajo sirve de algo y es valorado por tus semejantes.

Esta triste historia, tiene el mismo final para ti y para mi, un final que ya conocemos. Aún no me resigno a creer que desde los 18 años pueda conocer el resto de mi vida. Vas a la universidad, estudias algo que no sabes si te gusta, obtienes un trabajo con el que nunca has soñado, te casas con una desconocida, tienes hijos, te jubilas y finalmente se acaba la partida y dejas el tablero a los que te siguen, sin mellas, sin anotaciones ni directrices de como ganar, vacío. Es esto lo que, cuando eras niño y verdaderamente libre esperabas de tu vida?

No puedo sino imaginar en un fugaz marco, una brecha que se abre en mi mente, el vivir la vida que esperaba haber vivido. Desde luego, coincidirás conmigo, en que no se parece en absoluto a lo que es. Sí, lo sé, te empeñas en convencerte a ti mismo de que eso es lo que buscabas para ser feliz. De veras quieres que me crea que soñabas con trabajar 12 horas al día para otro, cobrar una miseria, ser acosado por los impuestos; dinero que, ciertamente, va a parar a bolsillos de vulgares ladrones y contemplar el transcurso de tu vida como una triste película de serie B? Es mentira y cuanto antes lo reconozcas, antes despertarás. Tú soñabas con ser el gran caballero, la intrépida heroína, alguien que fuera recordado. Es gracioso que este sentimiento, el de querer ser recordado, haya sido tapado por las tenebrosas alas de la vanidad. Si quieres que la gente recuerde tus nobles proezas es porque eres un egocéntrico que no ve más allá de su sombra. Por qué, te preguntarás, hay alguien que tiene tanto interés en que esto sea así?

Se plantea aquí una disyuntiva interesante y que se repite en diferentes situaciones de la vida y se seguirá repitiendo a lo largo del tiempo. Si tú quieres progresar, te rodeas de los mejores, de personas en las que la raza, el sexo o cualquier diferencia es trivial; es más, es aceptada, se estudia y se aprende de ella. Cuando estás al mando de gente que es mejor que tú, es en ese momento cuando el avance es inminente. Sin embargo, si quieres dominar, te rodearás siempre de personas inferiores a ti, de aduladores, de títeres cuyos hilos posees y manejas a tu antojo.

Créeme, la vida es mucho más sencilla de lo que la hacemos. Los grandes pensadores no requieren de sofisticados aparatos para promover su inventiva. Tolkien creó un universo apoyado únicamente por un lápiz y un papel. Imaginas la vida de aquél hombre? Puede haber algo más pleno y satisfcatorio? Compraba unos cuantos pliegos, afilaba su lápiz o cargaba su pluma de tinta y se abstraía del entorno, adentrándose en un mundo que le hizo realizarse y le produjo infinidad de satisfacciones. Arquímedes postuló su principio con una balde y unos cuantos litros de agua y posterioremente inventó un tornillo que incluso hoy en día está presente en sofisticadas máquina. Newton desarrolló el cálculo infinitesimal y postuló leyes, que son las culpables de lanzar cohetes fuera de órbita y apenas contaba con un candil y una mesa de estudio.

No estás viviendo la vida de una manera correcta, fijando tu objetivo en tener cosas. No entiendo por qué la gente piensa que eres mejor o más grande porque uses un portátil Apple o te compres un BMW. Lo único que has tenido que hacer es pedir un préstamo para conseguirlo. Dónde está la nobleza? Dónde el reto? Es absurdo cegarse por estos trastos. Son bonitos, sí, no niego que a mi también me gustaría tenerlo, pero sólo si las circunstancias lo permiten y nunca como un fin. Tendría un Apple, cuando el hecho de tenerlo no supusiera subir un escalón en el estatus social. Tendría un BMW cuando éste se viera como un coche más, bueno y seguro, pero que cumple la misma función que el más vulgar de los vehículos. Cuando seas capaz de ver los objetos así, como objetos, habrás alcanzado una excelsa sabiduría y es en ese momento cuando podrás realizarte en la vida.

Casarse y tener hijos es bello, pero sólo cuando se desea y no viene impuesto. El mensaje es muy claro: haz lo que sientas y aprende de lo que tú mismo estés haciendo. No permitas que tu vida acabe siendo otro aburrido libro que se queda en la estantería cogiendo polvo. Escribe la gran novela, cuenta la historia de una victoria.

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