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Lucha interna

Quiero creer que la vida es más que trabajar en algo que solamente te aporta un número ficticio en tu cuenta bancaria mensualmente; un trabajo cuyo único beneficio a aportar es el poder adquisitivo para poder comprar infinidad de utensilios que te esclavizan y te convierten en el soldado perfecto; utensilios reinventados con evoluciones inútiles para seguir haciendo lo de siempre: espiar las vidas de los demás en redes sociales que amansan tus iniciativas y te hacen querer ser como los estereotipos que ellos inyectan en la sociedad para poder tenerte controlado y pornografía sucia para esclavos cautivos de sus oscuros deseos de dominación frustrada. Es, sencillamente, ridículo.

Tu vida se desmorona; tu estilo es insostenible. Pregúntate qué es lo que te motiva a que tu corazón siga bombeando la sangre que alimenta tu cuerpo. No tienes respuesta. No hay rumbo, no hay objetivo. Eres un medio más para conseguir que otro se beneficie. Sólo quieren que consumas y que trabajes, para que tu naturaleza inherente, la curiosidad, se pierda y quede como una vago recuerdo de lo que algún día pudiste ser.

La guerra se libra en tanto en cuanto los dos bandos tienen un objetivo por el que luchar. Cuando uno de ellos consigue que el otro no tenga ningún objetivo, es ahí cuando ha conseguido la victoria, ya que el rival no es más peligroso que un pollo sin cabeza. Sólo cabe esperar a que él mismo se desangre. No puedes perder tu rumbo y éste no puede estar fijado por ellos ya que son el enemigo y fijarán destinos que te debiliten para poder atacar y reducirte. La práctica es bien sencilla. Ve a un centro comercial y métete en uno de esos grandes almacenes. Ve hacia un aparato tecnológico último modelo y ponte en frente de él. Ahora abre un editor de textos cualquiera y escribe: La cuestión no es si te quiero, el objetivo es si te necesito. Lee lo que acabas de escribir. Coge esa máquina, mírala, pésala, siéntela como tuya, disfruta de toda esa adrenalina que te está produciendo el saber que finalmente va a ser tuyo. Cuando ese bajón pare, sal rápidamente de la tienda y olvídate de comprarlo.

Cuando llegues a casa, te sentirás igual que si te hubieras comprado aquél equipo. Las compras, generalmente son compulsivas y, como tal, generalmente sólo te dan satisfacción en el momento en que estás en la fase de compra. Es un instinto bastante irracional y, por tanto, incontrolable; no puedes racionalizar algo que es irracional en sí mismo. Por eso disfruta de su cebo, pero no lo muerdas. Arrebátales todo lo que puedas. Disfruta de esos equipos tan llamativos que no te aportan nada. Úsalos en la tienda, siéntelos tuyos y, en el último instante, ten muy presente que no sirven para nada, que cuando efectúes el pago, estarás pensando en qué es lo siguiente que te vas a comprar. Las cosas distan mucho de la satisfacción que te proporciona conseguir un logro; pintar, escribir, pensar, avanzar, todas ellas actividades de suma sutileza y que hacen que tu vida cobre sentido pero que, al resultar baratas y no lucrar a nadie salvo a ti mismo y, es más, ir en perjuicio de aquél que se beneficia de lo material, son aparatadas sutilmente bajo el manto de la marginación. Cómo puedes ganar esta guerra? Arrebatando los recursos de tu enemigo, quitándoselo todo pero nunca pagando el precio por hacerlo. Cuando generalices esto, no les quedará más remedio que saber que su escaparate de bisutería barata no llama ni lo más mínimo la atención de tu cerbero que estará centrado en usar las cosas como medio y no como fin.

Si te gusta escribir, escribe. No necesitas un equipo de 2500 euros. Los hay por 250. Si te gusta fotografiar, fotografía. No necesitas un equipo de 1000 euros. Los hay por 100. Las cosas no son las que dan rienda suelta a tu imaginación; es tu propia imaginación la que lo hace. Si eres bueno en lo que haces, serás bueno independientemente de las herramientas que estés utilizando; la virtud no se encuentra en las cosas, sino en las manos que las conducen. No busques una aplicación a algo que quieras comprar; eso es caer en su juego. Muchas veces habrás pensado: me compro este ordenador último modelo y así puedo escribir, editar vídeo y retocar fotografía. Te has parado a pensar si te gusta hacer todo eso? Realmente sacarás algo en limpio? La lógica correcta es observar aquello que realmente levanta tu pasión y conseguir las herramientas necesarias y suficientes para poder llevarla a cabo. Fíjate siempre en la obra, nunca en las cosas con las que fue hecha. Tener un equipo más bonito o mejor, no va a hacer que tus creaciones sean mejores y, si lo hace, entonces no son tus creaciones; son fruto del desembolso extra que te proporciona una imaginación preconcebida y diseñada por ellos, por lo que todo lo que crees se convertirá en un arma a su favor; estarás autodestruyéndote.

La primera de las batallas que debes vencer es, en definitiva, la más compleja de todas; tu lucha interna. La verdadera fuerza reside en saber dominarse a uno mismo.

Comentarios

  1. Más claro, el agua. Creo que voy a revisar interruptores motores...
    Y gracias por pensar.

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    Respuestas
    1. Comprar es una droga y lo que te coloca es el instante en el que la usas. Después, sólo queda la resaca. Pero realmente, no se trata de no comprar, sino de comprar aquello que vayas a usar para realizarte. Yo soy el primero con un cajón lleno de trastos inútiles. Por eso he aprendido.

      Un saludo.

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  2. Me he quedado sin palabras, esta muy bien este escrito.

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