Últimamente todos nos hemos vuelto muy importantes; o al menos eso parece, en vista de que mire a donde mire, sólo veo personas conectadas al teléfono, supongo que haciendo grandes proezas en aras de la libertad y el progreso dada de su extremada concentración y desconexión total del mundo que les rodea.
Pues bien, de toda esta gente tan afanosa que ves en el metro, en la sala de espera del dentista o haciendo cola, el 30% está leyendo conversaciones ya tenidas de algún programa de mensajería, otro 10% está manteniendo una conversación insulsa y poco juiciosa con un amigo, una persona que conoció hace 5 años de un día y con la que unas pocas veces al año manda un: "-Qué tal? Tenemos que volver a quedar!-" y el otro 10%, con alguien que ni siquiera conoce en persona, un tal "zeolón590" con el que echa partidas por ordenador, mientras ni siquiera ha saludado a la persona que tiene al lado en la cola y es más, su presencia hasta le resulta molesta. Del 50% restante, mejor no hablar, simplemente se dedica a encender y apagar el móvil para mirar la hora o ni siquiera eso. Lo sé por experiencia propia, muchas veces enciendo la pantalla y me quedo mirándola como un imbécil, atrapado por sus colores y su brillo, mientras el mundo gira, la vida pasa y ese tren que me espera se impacienta.
Una vez más lo han conseguido; han conseguido que nos de miedo mirarnos entre nosotros, relacionarnos, compartir opiniones y difundir el pensamiento. Ellos odian todo eso, por eso te dan un cubículo ante el que postrarte y con el cual desconectar de la realidad que te rodea para gastar tu tiempo en otra que, vendida con toques de subversión y revolución, no es más que otro mecanismo más para caer en su juego. Internet presume de ser un lugar lleno de libertad y oportunidades, pero nunca ha de convertirse, bajo ningún concepto, en un fin en si mismo; está claro que es un avance increíble, casi mágico, pero no deja de ser una imprenta muy sofisticada; una máquina capaz de hacer posible la divulgación de cualquier información, ya sea de un bando o de otro.
Mires a donde mires sólo ves gente adicta mirando al LED sin ningún motivo; sí, ahí, en esa nube que hemos creado a golpe de bit, hay infinitud de buenas intenciones e innumerables guerreros que promulgan la libertad de la humanidad y la abolición de los medios que nos oprimen pero, yo me pregunto, de verdad pretenden ganar esta guerra sentados en una silla, ocultos tras un formato 16:9 full HD?
Es como si hubiesen mermado nuestra capacidad de empatizar con el resto de las personas; de hecho, creo que nos es más fácil hacernos amigos de un aparato de plástico que de una persona, o incluso más fácil aún hacernos amigos de esa persona, pero si es a través del aparato de plástico. Creo que me he perdido porque no entiendo cuál es el fin de todo esto; al menos el fin positivo, porque el esclavizador se ve de sobra; no sólo te tienen en vilo esperando a que salga el nuevo y ultimísimo modelo, en el que han cambiado una luz roja por una luz verde y del cual en poco meses habrá una nueva y carísima versión que hará que este último vuelva a quedar obsoleto, sino que encima te aislan y te separan de tu realidad; ves un video en "real time" por "streaming" de un suceso asombroso "in the U.S.A." y ni siquiera eres capaz de percibir el sufrimiento de tu vecino, cuya mirada pidiendo ayuda a gritos, tratas de evitar a toda costa.
A veces resulta precioso disfrutar de alzar la mirada, sin tener nada más emocionante que hacer que mirar a tu alrededor, percibir el mundo que te rodea, gozar de esos pequeños detalles que son la base de grandes gestas, mirar a la gente con aire amistoso e incluso hablar con ellos, por qué no? Eres capaz de hablar con un extraño por el "chat" sin siquiera saber si la identidad de quien se esconde tras ese "nick" es la que dice ser y luego te resulta imposible conectar con alguien a quien ves?
No puedes permitir que reduzcan nuestra empatía; es lo único que nos queda para poder, juntos, ganarles la partida.
Pues bien, de toda esta gente tan afanosa que ves en el metro, en la sala de espera del dentista o haciendo cola, el 30% está leyendo conversaciones ya tenidas de algún programa de mensajería, otro 10% está manteniendo una conversación insulsa y poco juiciosa con un amigo, una persona que conoció hace 5 años de un día y con la que unas pocas veces al año manda un: "-Qué tal? Tenemos que volver a quedar!-" y el otro 10%, con alguien que ni siquiera conoce en persona, un tal "zeolón590" con el que echa partidas por ordenador, mientras ni siquiera ha saludado a la persona que tiene al lado en la cola y es más, su presencia hasta le resulta molesta. Del 50% restante, mejor no hablar, simplemente se dedica a encender y apagar el móvil para mirar la hora o ni siquiera eso. Lo sé por experiencia propia, muchas veces enciendo la pantalla y me quedo mirándola como un imbécil, atrapado por sus colores y su brillo, mientras el mundo gira, la vida pasa y ese tren que me espera se impacienta.
Una vez más lo han conseguido; han conseguido que nos de miedo mirarnos entre nosotros, relacionarnos, compartir opiniones y difundir el pensamiento. Ellos odian todo eso, por eso te dan un cubículo ante el que postrarte y con el cual desconectar de la realidad que te rodea para gastar tu tiempo en otra que, vendida con toques de subversión y revolución, no es más que otro mecanismo más para caer en su juego. Internet presume de ser un lugar lleno de libertad y oportunidades, pero nunca ha de convertirse, bajo ningún concepto, en un fin en si mismo; está claro que es un avance increíble, casi mágico, pero no deja de ser una imprenta muy sofisticada; una máquina capaz de hacer posible la divulgación de cualquier información, ya sea de un bando o de otro.
Mires a donde mires sólo ves gente adicta mirando al LED sin ningún motivo; sí, ahí, en esa nube que hemos creado a golpe de bit, hay infinitud de buenas intenciones e innumerables guerreros que promulgan la libertad de la humanidad y la abolición de los medios que nos oprimen pero, yo me pregunto, de verdad pretenden ganar esta guerra sentados en una silla, ocultos tras un formato 16:9 full HD?
Es como si hubiesen mermado nuestra capacidad de empatizar con el resto de las personas; de hecho, creo que nos es más fácil hacernos amigos de un aparato de plástico que de una persona, o incluso más fácil aún hacernos amigos de esa persona, pero si es a través del aparato de plástico. Creo que me he perdido porque no entiendo cuál es el fin de todo esto; al menos el fin positivo, porque el esclavizador se ve de sobra; no sólo te tienen en vilo esperando a que salga el nuevo y ultimísimo modelo, en el que han cambiado una luz roja por una luz verde y del cual en poco meses habrá una nueva y carísima versión que hará que este último vuelva a quedar obsoleto, sino que encima te aislan y te separan de tu realidad; ves un video en "real time" por "streaming" de un suceso asombroso "in the U.S.A." y ni siquiera eres capaz de percibir el sufrimiento de tu vecino, cuya mirada pidiendo ayuda a gritos, tratas de evitar a toda costa.
A veces resulta precioso disfrutar de alzar la mirada, sin tener nada más emocionante que hacer que mirar a tu alrededor, percibir el mundo que te rodea, gozar de esos pequeños detalles que son la base de grandes gestas, mirar a la gente con aire amistoso e incluso hablar con ellos, por qué no? Eres capaz de hablar con un extraño por el "chat" sin siquiera saber si la identidad de quien se esconde tras ese "nick" es la que dice ser y luego te resulta imposible conectar con alguien a quien ves?
No puedes permitir que reduzcan nuestra empatía; es lo único que nos queda para poder, juntos, ganarles la partida.
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