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"Feliz-o-cracia"

En el mismo instante en el que sales del vientre de tu madre y el aire llena por primera vez tus pulmones, aceptas un contrato vitalicio el cual no puedes negarte a firmar y con unas cláusulas no negociables que no puedes rechazar y debes acatar si quieres sentirte parte del circo al cual acabas de entrar: juega a nuestro juego y sé feliz; ese es el mensaje de bienvenida que te dieron cuando naciste, es el mensaje de bienvenida que quieres dar a tus hijos?



Más tarde, en tu adolescencia, cuando ya te han programado para que seas una "persona de provecho" (del suyo, en concreto), piensas y examinas las diferentes opciones desde una serie de prismas predefinidos, a uno de los cuales te has adscrito; ya sea como abogado, biólogo, panadero o ingeniero, verás la vida filtrada por tu profesión y respetando una y cada una de las cláusulas que, recuerda, firmaste irremediablemente al nacer. Pero en cualquier caso, nunca te dejarán barajar las opciones como una persona libre.

Cuando piensas en dejar tu trabajo porque sencillamente es una mierda que no te aporta nada salvo un supuestamente buen jornal a final de cada mes, no tardas en olvidar la idea ya que afloran, nuevamente, aquellas cláusulas a las que juraste, sin saberlo, lealtad hasta la muerte; cómo voy a pagar el préstamo del coche? Cómo voy a poder segur vistiendo de marca? Y de esta manera tan sencilla, consiguen que aquél atisbo de libertad que alguna vez recorrió tus venas, se suma en un profundo sueño y no resulte más que una realidad onírica, que se desvanecerá en tu sinapsis neuronal  y la cual contarás a tu descendencia dando a entender que hubo una época en la que tú también fuiste un rebelde como ellos, pero que sentenciarás con un: hijo mío, la rebeldía es una cuestión de edad y se pasa.

Eso es lo que pretenden, asociar el ansia de ser libre al vigor y la inconsciencia de la juventud, dando a entender que tales propósitos no son más que fruto de una mente alterada por las hormonas y que no sabe lo que quiere y permanece ajena a la ambrosía que ellos tienen preparada para que sucumbas a su voluntad.

Realmente estás haciendo lo que te gusta? Te propongo esta reflexión, pero dejando a un lado la parcialidad de tu profesión y los puntos del contrato. Sencillamente, piensa, estás haciendo lo que tu cuerpo te pide? Te aseguro que me alegraría tener una respuesta unánime que fuera un sí rotundo pero, lamentablemente creo que en la mayoría de los casos esto no resulta así. En general y puedo poner como primer ejemplo el mío propio, hacemos lo que más nos gusta dentro del rango de cosas que permiten que nos puedan gustar. Desde pequeño nací en un contexto en el que se me dijo: eres "libre" de ser médico, biólogo o ingeniero; qué clase de patética libertad es aquella que no me permite elegir entre la infinitud de actividades que un ser humano puede desempeñar en este planeta? Es más, por qué tengo que pensar en tener que dedicarme a algo desde que soy un crío que aún no es consciente de su propio potencial? Esto es consecuencia del modelo productivo al cual estamos sometidos; esclavos impertérritos de sus atrocidades a la par que inquisidores impíos de aquellos que no aceptan ser un diente más del engranaje que mueves sus factorías, enriquece sus cuentas y reafirma su dominio absoluto.

Su contrato te ofrece la oportunidad de formar parte de la obsesión que te inculcan por conseguir la felicidad, de caer en su sistema de "felizocracia", la cual está prefabricada por el sistema, envuelta entre cacharros tecnológicos inservibles, exhaustivas campañas de gimnasia y esclavitud estética para con las cremas y productos que te rejuvenecen por fuera mientras que las grasas saturadas que te venden y el alcohol y la cocaína que usan como narcótico destruye tu cuerpo por dentro. Con un poco de suerte, lograrás ser uno de sus peleles piloto y llegar a ser una estrella del cine o un jugador de fútbol. Podrás respirar tranquilo ya que tendrás a tu alcance todo aquello que necesitas para ser eternamente feliz. Felicidad como único objetivo; continúa en con su contrato si es eso lo que esperas de tu vida.



Ahora bien, hay otra visión de la función. Puedes decidir ser libre. Siento decirte que la libertad no te da la felicidad, pero piénsalo, la felicidad artificial a la que nos tienen acostumbrados no es más que un barbitúrico para generar depresión tras el bajón y que te enganches al prozac, viviendo sumido en un mundo de tinieblas en el que los días pasan como simples fotocopias. Estoy hablando de algo que va más allá de todo esto, estoy hablando de la realización. Lucha por sentirte realizado con aquello que realmente te apasiona, esa pasión abstraída del mundo cuadriculado que han diseñado y créeme que conseguirás una felicidad pura, mucho más reconfortante que la felicidad que te pueden dar 300 caballos de potencia o un teléfono de 5 pulgadas.


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