Tratan de domesticarte con palabras intangibles; tratan de persuadirte con palabras imposibles, mas sólo consiguen que de ellos no pares de reírte.
Sólo emplea un minuto en leer sus falacias; palabras, que a priori hacen que tu voluntad se doblegue en humillante reverencia; que involuntariamente crean una sensación de aquiescencia ante su abuso infundado, basado en un lenguaje ininteligible y unos uniformes que connotan una falsa seriedad. Todos sus rezos grandilocuentes, sus tertulias llenas de parafernalia y sus disertaciones que encogen el alma del más valiente, son los elementos de los que se valen para dominarte. Cuando ves a un trajeado soltando basura en modo de jerga económica por la boca, no sientes sino respeto hacia él; un respeto que no se ha ganado, un respeto que no se merece, un respeto, que si te paras a analizarlo, puede traducirse en mofa.
Usa estas palabras y serás uno de ellos, un iluminado, un ser por los demás respetado: acciones, opciones, los mercados, el euribor, el banco malo, la prima de riesgo, el riesgo financiero, agentes naturales, impuesto, tasa, emisión o amortización, docks, boom, dollar, stress test, trade, uptrend, turndown, slump, trickle-down theory, wrapper, austeridad, inflación, deflación, downswing, downtrend, downturn, finanza, primer mundo, i.v.a., i.p.c., p.i.b., i.r.p.f., e.b.i.t., r.e.b.i.t., deuda, crédito, débito, interés, preferente...
...a la mierda, muéstrate irreverente.
Es sólo cuestión de enfoque; un simple cambio de perspectiva y lograrás que todo aquello que te suena sublime y por encima de tus posibilidades, no sea más que una burda caricatura de un hombrecillo que pretende ser alguien importante usando un lenguaje que nadie entiende y estafando en la cara a aquellos que oyen pero no escuchan, que miran, pero no ven, que perciben pero no sienten. Cuando una de estas falsas eminencias sale en la tele, llena la boca con esta prosa sacada de la basura, jactándose de ser el
monigote que domina el mundo y esclaviza a su especie.
Si bien es cierto que otrora yo también mordía el anzuelo y me dejaba embaucar por su flojera verbal, ahora simplemente me da la risa. Todas esas palabras volcadas contra mi, violando mi espacio, publicando mi intimidad, intentando anular mi voluntad, no hacen más que demostrarme mi superioridad ante ellos, porque yo no necesito tanto para convencer a unos pocos; porque usar palabras que nadie entiende y nublar mentes no es convencer, porque tras todo ese vocabulario insulso subyace una sola verdad; que te ocultan la verdad.
Dejarse llevar por un discurso bien recitado, unas palabras colocadas premeditadamente y con gran atino en su correcto orden, es un error en el que caemos una vez tras otra; ellos lo saben y por eso se valen de discursos prefabricados que golpean tu línea de flotación. Simplemente sé más consciente que nunca cuando te enfrentes a uno de estos oradores y, como la máquina enigma, descifra el código que tras esas grandes palabras puede leerse; verás que no hay más que humo, frases inconexas que forman un mundo insostenible y un bienestar intangible para los que no promulguen con su tesis. No hay nada que más les joda que te rías de sus necias palabras, que destapes su farol, que cuando ellos esperen oír una ovación, reciban un abucheo; que donde esperen admiración, reciban risa.
No puedo evitarlo; cada vez que veo a uno de estos peleles trajeados hablando de su mundo de compras y ventas, de cifras y letras, me entra la risa porque sé que dicen saber lo que creen que saben, pero realmente ni saben lo que dicen, ni creen en lo que saben.
Sólo emplea un minuto en leer sus falacias; palabras, que a priori hacen que tu voluntad se doblegue en humillante reverencia; que involuntariamente crean una sensación de aquiescencia ante su abuso infundado, basado en un lenguaje ininteligible y unos uniformes que connotan una falsa seriedad. Todos sus rezos grandilocuentes, sus tertulias llenas de parafernalia y sus disertaciones que encogen el alma del más valiente, son los elementos de los que se valen para dominarte. Cuando ves a un trajeado soltando basura en modo de jerga económica por la boca, no sientes sino respeto hacia él; un respeto que no se ha ganado, un respeto que no se merece, un respeto, que si te paras a analizarlo, puede traducirse en mofa.
Usa estas palabras y serás uno de ellos, un iluminado, un ser por los demás respetado: acciones, opciones, los mercados, el euribor, el banco malo, la prima de riesgo, el riesgo financiero, agentes naturales, impuesto, tasa, emisión o amortización, docks, boom, dollar, stress test, trade, uptrend, turndown, slump, trickle-down theory, wrapper, austeridad, inflación, deflación, downswing, downtrend, downturn, finanza, primer mundo, i.v.a., i.p.c., p.i.b., i.r.p.f., e.b.i.t., r.e.b.i.t., deuda, crédito, débito, interés, preferente...
...a la mierda, muéstrate irreverente.
Es sólo cuestión de enfoque; un simple cambio de perspectiva y lograrás que todo aquello que te suena sublime y por encima de tus posibilidades, no sea más que una burda caricatura de un hombrecillo que pretende ser alguien importante usando un lenguaje que nadie entiende y estafando en la cara a aquellos que oyen pero no escuchan, que miran, pero no ven, que perciben pero no sienten. Cuando una de estas falsas eminencias sale en la tele, llena la boca con esta prosa sacada de la basura, jactándose de ser el
monigote que domina el mundo y esclaviza a su especie.
Si bien es cierto que otrora yo también mordía el anzuelo y me dejaba embaucar por su flojera verbal, ahora simplemente me da la risa. Todas esas palabras volcadas contra mi, violando mi espacio, publicando mi intimidad, intentando anular mi voluntad, no hacen más que demostrarme mi superioridad ante ellos, porque yo no necesito tanto para convencer a unos pocos; porque usar palabras que nadie entiende y nublar mentes no es convencer, porque tras todo ese vocabulario insulso subyace una sola verdad; que te ocultan la verdad.
Dejarse llevar por un discurso bien recitado, unas palabras colocadas premeditadamente y con gran atino en su correcto orden, es un error en el que caemos una vez tras otra; ellos lo saben y por eso se valen de discursos prefabricados que golpean tu línea de flotación. Simplemente sé más consciente que nunca cuando te enfrentes a uno de estos oradores y, como la máquina enigma, descifra el código que tras esas grandes palabras puede leerse; verás que no hay más que humo, frases inconexas que forman un mundo insostenible y un bienestar intangible para los que no promulguen con su tesis. No hay nada que más les joda que te rías de sus necias palabras, que destapes su farol, que cuando ellos esperen oír una ovación, reciban un abucheo; que donde esperen admiración, reciban risa.
No puedo evitarlo; cada vez que veo a uno de estos peleles trajeados hablando de su mundo de compras y ventas, de cifras y letras, me entra la risa porque sé que dicen saber lo que creen que saben, pero realmente ni saben lo que dicen, ni creen en lo que saben.
Esto va mejorando día a día..
ResponderEliminarGracias Mac!
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