No recuerdo en qué momento me sucedió. No sé cómo llegué a esta situación, simplemente estaba ahí desde que tengo uso de razón. Y fue alguien que lleva milenios muerto el que lo cambió todo.
Te animo a hacer un ejercicio. Siéntate en tu sofá, relájate. Quítate los zapatos, desconecta el móvil y abre los ojos. Coge el mando a distancia y dale al botón rojo. Lo has notado? Acabas de abrir una ventana. Ahora te encuentras sentado ante dos realidades; las dos se protegen bajo una pantalla de cristal, las dos pueden abrirse y cerrarse, tu puedes decidir cuándo verlas y cuándo no, tú puedes decidir cuál es real y cuál no. Solo hay un detalle; una de estas realidades no es más que la sombra de la otra, una proyección del mundo real. Quien tome esa realidad como la verdad absoluta, olvida que lo que ve no es más que una nimiedad de lo que le rodea. Es, por tanto, una marioneta de la sombra de la realidad.
Atrapado en esta realidad apocopada, si una bella flor proyecta una horrenda sombra, temerás la flor; si alguien ruin y con malas intenciones se proyecta como una bella persona y líder, le amarás y obedecerás sus órdenes. No te cuestionas nada. Todo lo que se proyecta a través de esa venta es real. No puede ser de otra forma. Por qué debería no serlo?
Crees que una persona es buena porque dice que es buena, crees que lo que ves sucede espontáneamente, no hay manipulación ni premeditación en lo que ves. Crees en la felicidad que te da comprar cosas, crees en que Dios vendrá a salvarte, solo crees. Pero no sabes. No sabes que esa ventana es una proyección distorsionada de la otra ventana que tienes en esta misma sala; coge la luz y la pasa por un prisma que terjiversa sus haces en un único sentido; el del beneficio de los que viven en la realidad que se proyecta en la que tú vives.
Vuelve a coger el mando a distancia y pulsa de nuevo el botón rojo. La realidad se desvanece. Cómo puede ser que, algo que es real, deje de serlo con tan solo pulsar un botón? Gírate hacia la otra realidad o, debería decir, hacia la única realidad. La gente que te rodea compra cosas pero no obtiene a cambio la sonrisa que vio proyectada. Aquel que se proyectó como un filantropo y creía en cada una de las personas a las que hablaba, ni siquiera se digna a mirarte y no le importaria lo mas absoluto que dejases de existir, si con ello obtuviera un beneficio.
Quiero explicarte todos los motivos por los que nos estamos dirigiendo hacia una guerra. Se esta creando un mundo ficticio lleno de controles, pruebas, experimentos y efectos audivisuales que autrden nuestra percepción cuando tratamos de escapar y mirar por la ventana real. Cogen la realidad y de ésta proyectan el odio, la ira, el patriotismo inútil y estúpido, el egoísmo y el lucro. Tus ojos te engañan. Lo que ves es una fabrica que produce parias y marginados; bombas de relojería que tarde o tamprano estallarán y ellos usaran como materia prima para jugar a su juego de guerra; con una diferencia: la guerra será algo muy real y mucha gente morirá por su causa.
Y lo peor de esto es que es inevitable.
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